Dia de descanso.
Bueno, eso era lo que decia nuestro planning. Pero teníamos las llaves de una Harley-Davidson, con los depósitos llenos de gasolina y kilometraje ilimitado, ¿qué íbamos a hacer? había que rodar, rodar, rodar...
La verdad es que yo no quería desaprovechar la oportunidad de visitar la presa Hoover, y nuestros amigos israelíes también querían ir. Menos mal! porque sin su GPS no sé donde habríamos llegado.
El camino es desértico y no muy interesante, con un tráfico muy importante debido a la cercanía a Vegas. No vimos ninguna cabra montesa a pesar del cartel de peligro.
Ya llegando a la
presa se puede ver el inmenso puente sobre el Colorado que se construyó alrededor
de 2010 para desviar el tráfico creciente lejos de la presa (y preservarla así
de posibles ataques terroristas). A su lado parcemos hormiguitas. Para los
amantes como yo del programa de televisión “Mega-construcciones” es como estar
en varios de sus mega reportajes a la vez. Increible!!
Y por fin podíamos
aparcar y disfrutar de las inmejorables vistas de la presa Hoover. Un
trozo de historia a nuestros pies.
A pesar de estar un tanto vacía en esta 'época del año,
no deja de ser algo impresionante, sobre todo cuando uno piensa en la inmensa
obra de ingeniería y el tiempo en el que se hizo. Su construcción comenzó allá
por el 1931 y se terminó en 1936, nada menos que dos años antes de lo previsto,
algo impensable en nuestros días.
La visita al interior es una cuestión imprescindible y allí
te cuentan un poco más sobre los medios de los que disponían y los ingeniosos nuevos métodos
que tuvieron que inventar (como la refrigeración para acelerar el curado del hormigón,
o como tuvieron que desviar el rio para poder verterlo), para llevar a cabo la
mayor obra de ingeniería del momento. También te explican su funcionamiento y
puedes echarle un vistazo a la “sala de máquinas” con sus inmensos generadores hidroeléctricos.
Ya de vuelta en las Vegas
nos esperaba una tarde de lo más entretenida con una “celebración” al más puro
estilo Vegas, con Elvis, por supuesto. Yo creo que en las Vegas llueve como dos
veces al año, pues ese día era una.
Por la
noche paseo por este parque de atracciones para todas las edades con sus
inmensos hoteles en los que sabes cuando entras pero no cuando vas a ser capaz
de encontrar la salida. Cenita estupenda con amigos en el Hard Rock Café y a
descansar que al día siguiente empezaba la segunda parte de nuestra gran aventura
americana.
Bueno sí, alguno se nos dio un
poco al juego, pero no fue nada grave.
Continuará...
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