Bueno, para los
que seguís un poco el blog, os habréis dado cuenta que soy un viajero
empedernido y que cada vez que puedo me invento una excusa para salir de casa
un fin de semana. Y eso con lo que a mí me gusta el “sillón ball” (deporte que
practico siempre que puedo).
Pero he de decir
que esta vez la excusa era muy buena. Os cuento. Unos amigos venían el fin de
semana hasta Ámsterdam (también con la excusa de correr el maratón del domingo,
aunque todos sabemos a qué iban jajaja). Y como Ámsterdam queda a un pasito de
Colonia (como quién dice, son 260km) nos liamos la manta a la cabeza y nos dispusimos
a salir de nuevo el fin de semana. Dormiríamos en Utrecht, ciudad que está muy
cerquita de Ámsterdam y que resultaba mucho más económica y donde no tendríamos
problemas para aparcar el coche. Además el viernes tarde-noche lo disfrutaríamos
a tope con una cena estupenda junto a una buena amiga en Utrecht. Ya sabéis que
soy carnívoro por naturaleza así que cogimos fuerzas para el sábado en un
argentino.
El sábado saldríamos
temprano a coger el tren a Ámsterdam. Son 14€ desde Utrecht a Ámsterdam día y
vuelta con validez para todo el día. Un poco caro para los apenas 25 minutos
pero te deja en la estación central de Ámsterdam, perfectamente localizado para
patearnos la ciudad.
En primer lugar
el propio edificio de la estación es digno de ser contemplado, junto a su
enorme aparcamiento para bicicletas. Intentaríamos pasar por la oficina de información
donde al margen de estar a tope de gente por ser fin de semana y lo del maratón,
nos clavaron 2,5€ por un plano de la ciudad. El plano está bien pero me parece muy
caro. Si podéis llevarlo preparado.
Nuestra primera
visita sería el museo del sexo, que tengo que reconocer que me gustó y me sorprendió
por igual. Es increíble algunas de las cosas que se pueden ver allí. Muy
entretenido. Olvidaros los complejos y la vergüenza en la puerta. Cuesta 4€ pero para mi gusto
están muy bien invertidos.
De ahí saldríamos
hacia la famosa plaza Dam, corazón de Ámsterdam, donde se encuentran el
Monumento Nacional, el Palacio Real y la iglesia Nieuwe Kerk. Una gran feria
ocupaba la plaza.
Nuestra siguiente
parada nos llevaría por el archiconocido barrio rojo donde no nos atrevimos a
sacar fotos a los escaparates para no ser asaltados por ningún forzudo portero.
Y de ahí que mejor que ir a ver la iglesia/basílica vieja Oude Kerk en pleno
barrio rojo. Para visitarla también hay que pagar, no recuerdo cuánto, y decidimos
pasar a los siguiente. No teníamos mucho tiempo tampoco.
Nuestra siguiente
parada tras un paseo por los canales pequeños de la ciudad sería el famoso
mercado de las flores. Mucho bulbo en esta época y pocas flores, quizás en
primavera estará más bonito, pero de cualquier modo muy interesante.
Decidimos hacer
un descanso después y tomar un refrigerio antes de seguir nuestra caminata. Como
me hizo gracia me tomé una Grolsch que me recordó a la Kolsch de Colonia pero
que me gustó más.
Después de comer
y con fuerzas renovadas emprendimos camino hacia la famosa casa de Ana Frank,
pasando por la iglesia Besterkerk, y paseando por la zona de canales más
grandes y más conocida, con sus casas flotantes. La cola en el museo de Ana Frank daba la vuelta al
edificio y además era casi la hora de cierre por lo que no pudimos visitarlo. Se
queda para la siguiente escapada.
Como impresión general
diré que es una ciudad muy muy ajetreada, con gente por todas partes, y
bicicletas, muchas bicicletas, excesivas bicicletas. No tengo nada en contra de
ir en bicicleta pero me ponen un poco nervioso cuando uno va paseando tranquilo
por estas calles minúsculas.
Están por otra parte los Coffee Shops si te llaman la cultura de la marihuana y el hachís, aunque se ven menos, al menos eso me ha parecido a mi desde la primera vez que estuve allí. En definitiva, no es de mis ciudades preferidas, pero bien merece una visita. Si tenéis más tiempo que nosotros siempre podéis ir de museos como el de Van Gogh o el Rijksmuseum.
De cualquier manera un día muy bien invertido a pesar de que nos llovió. Pero pudimos tomarnos unas cervezas y una buena cena con una estupenda compañía y eso no entiende de lugares.
Os dejo algunas fotos más de algunos rincones bonitos de Amsterdam.
Hasta pronto.
Están por otra parte los Coffee Shops si te llaman la cultura de la marihuana y el hachís, aunque se ven menos, al menos eso me ha parecido a mi desde la primera vez que estuve allí. En definitiva, no es de mis ciudades preferidas, pero bien merece una visita. Si tenéis más tiempo que nosotros siempre podéis ir de museos como el de Van Gogh o el Rijksmuseum.
De cualquier manera un día muy bien invertido a pesar de que nos llovió. Pero pudimos tomarnos unas cervezas y una buena cena con una estupenda compañía y eso no entiende de lugares.
Os dejo algunas fotos más de algunos rincones bonitos de Amsterdam.
Hasta pronto.
Pues hicisteis genial Jose. A mi me pasó como a tí, la cola para entrar al museo de Ana Frank era enorme. Estuve como una hora esperando =/
ResponderEliminarPor cierto que conste que sigo el blog, ¿eh? aunque no comente pero lo sigo ;-) Y la verdad es que hay que decir que ¡menudo curro te pegas!
Muy buenas!! Me alegra saber que sigues el blog.
ResponderEliminarLa verdad es que si teniamos ganas de ver el museo pero nos tocará ir otra vez.
Un saludo.