Lo mas divertido
de vivir fuera es que cada día suele ser diferente y también puede depararte
sorpresas inesperadas.
El sábado toco
aprender a cocinar comida peruana. Quedamos con unos amigos que conocemos por
las clases de alemán, en este caso por mi pareja. Quieras que no es inevitable
hacer algunas amistados entre hispanohablantes. Muchas veces la gente aquí se
encuentra sola o aburrida porque no conoce mucha gente y hacer este tipo de
actividades ayuda principalmente los días en que no tienes las rutina diaria.
Este fin de
semana era fiesta patria para los peruanos por lo que cuando llegamos a la
tienda latina, cerca de Barbarossaplatz (si alguien quiere la dirección que me
lo diga) muchos de los productos que nuestra amiga pretendía usar se habían acabado,
pero encontró lo necesario para un menú adaptado. Fuimos después al súper de cerca
de nuestro piso a comprar los ingredientes no específicos, carne, verduras, etc
y enfilamos hacia casa.
Me gustó la
tienda porque tienen muchos productos similares a los de casa, pero sobre todo
por los que son diferentes a los nuestros. No me gustó tanto el bichejo
momificado que podéis ver en la foto. En general no soy aprensivo, pero daba un
poquito de yuyu.
El menú iba a
consistir en algo para picar, un plato principal y un postre. Este tipo de
cocina se lleva un buen tiempo. Empezamos a cocinar sobre la una y hasta después
de las tres no estaba la comida, menos mal que teníamos un quesito y un poco de
espetec para llevar la espera.
Para empezar una
especie de plátano seco que ellos llaman “chifle”, y sabe como a patatas fritas,
y “canchita”, que es como una especie de maíz mas gordo que el normal que se
hace como si hicieras palomitas, en una sartén con un poco de aceite (salta
igual que las palomitas pero no se transforma). Luego se come tostadito y tiene
una piel un tanto dura pero el interior esta blandito y es bastante rico.
El plato
principal era un guiso de pollo con un montón de verduras, acompañado de arroz.
Tengo que decir que me gusto un montón. No seria capaz de recordar la receta,
tiene un mogollón de ingredientes.
Por ultimo llegó
el postre, “mazamorra morada” que no sabría como describirlo, una especie de gelatina
pero mas “mocosa” con un gusto peculiar pero una textura un tanto extraña. Lo
divertido es que se hace con un maíz muy oscuro que le da ese color característico
y al tiempo que se prepara la “mazamorra”, el liquido de la cocción se puede
separar para preparar un bebedizo llamado “chicha morada” que es como una sangría
sin alcohol, que se toma fría y esta muy buena, aunque seguro que con un
roncito moreno mejoraría una barbaridad.
Para intercambiar
un poco de culturas prepare un kalimotxo, “tipycal
spanish”, con un vino de rioja que andaba por casa, aunque creo que me lo bebí
yo prácticamente todo jeje.
Después de unas cervezas y unos tequilas en
un Biergarten al puro estilo alemán, estábamos cerrando la noche en uno de los
garitos mas concurridos de Colonia y ya a la que me marchaba se me echa
literalmente encima una alemana que me dice algo al oido. Por supuesto, con
mi cabeza sintonizada en modo English, no entiendo ni papa y la contesto muy
formalito “Tut mir leid, Ich spreche nicht Deutsch”, frase muy socorrida para
decir que no hablas alemán, a lo que ella me contesta que si quiero en ingles,
y claro, yo, que no me lo veía venir, la digo que como no, que me lo repita en
ingles. Cual no fue mi sorpresa cuando la colega me pregunta si quiero
invitarla a tomar algo. Yo me quede alucinado, eso como se come, me esta
invitando a que le pague la siguiente cerveza o es esa la forma de ligar de las
alemanas?? Bueno, la conteste que tenia que irme, que me estaban esperando, que
era la verdad, y me marche, pero todavía hoy cuando lo pienso sigo alucinado. A
ver si puedo comentar la jugada con algún alemán y me entero de este tipo de
costumbres locales. Si alguno puede ayudarme a desentrañar la cuestión, que me
cuente en los comentarios.