lunes, 4 de noviembre de 2013

Wild West - Una aventura inolvidable (día 12)

Dia 12: San Francisco - Monterey (118 millas)

Nos acercábamos poco a poco al final de nuestra aventura pero aún nos quedaban unos días que disfrutar a lomos de nuestras máquinas (a estas alturas ya eran "nuestras"). Amanecíamos en San Francisco y le dábamos una última mirada al Golden Gate antes de empacar de nuevo. Esa mañana sí veríamos la típica niebla.
La niebla que se acercaba al puente sería un tanto más espesa a la salida de la ciudad, pero nos daría tregua pronto y al llegar al mar ya nos habría abandonado y nos dejaría contemplar las casas unifamiliares al lado de la costa.
La vegetación es realmente peculiar, azotada por el viento, plantas rastreras de múltiples colores. Al otro lado la playa con una gran cantidad de vida, sobre todo pájaros de todo tipo.

Nuestro objetivo único del día sería enlazar con la famosa Pacific Coast Highway o Ruta 1 para no abandonarla hasta el destino final del viaje en Los Angeles. Esta carretera paisajística es conocida en el mundo entero y doy fe que merece la pena, aunque quizás habíamos visto ya cosas realmente impresionantes para que nos sorprendiéramos fácilmente.
Circularíamos por bosques de eucaliptos y por los vastos campos de labranza de California. No os puedo decir lo estupendo que es circular por esos inmensos campos de fresas, ese olor increible a las fresas recien cogidas.




Y de nuevo con el mar a nuestra derecha. Música clásica en la moto para acompañar el paisaje y con el rabillo del ojo controlando el agua, nos habían dicho que podían avistarse ballenas. Veríamos bandas de pelícanos, cormoranes, albatros, pero ninguna ballena. Acantilados interminables con calas y playas salvajes.

Naturaleza en estado puro, sin una huella del ser humano en grandísimas extensiones con rincones y rincones para perderse y hacer unas estupendas fotos con nuestras motos. Todos querían subirse a ellas.




Pararíamos a comer en un restaurante llamado Whale City con un estupendo color amarillo. De nuevo las miradas a lo lejos para ver si veíamos a los cetáceos pero no tendríamos suerte.
Nuestro destino era la localidad de Monterey, al que llegaríamos con tiempo suficiente para visitar su acuario, que a pesar de ser conocido como uno de los más importantes de América, no nos resultó demaisado impresionante (si has estado en Valencia, todos parecen pequeños). De cualquier modo pasamos una muy buena tarde observando a los animales a la orilla del mar y aún quedaría tiempo para darnos un baño en la piscina del hotel antes de irnos a cenar.


Esa noche sería memorable. Aún la recuerdo y me entra la risa. Qué bien lo pasamos. Sin organizarlo demasiado terminamos casi toda la expedición motera, a excepción de nuestro compis brasileiros, en un karaoke típico yankee. Nuestros guías se unieron a la fiesta (alguno no muy animado) y los amigos alemanes llegaron con los deberes hechos hasta arriba de cerveza (o de lo que fuera), el caso es que estaban la mar de graciosos y charlatanes. Para rematar, entre medias de un montón de gente que canta genial (yo creo que les pagan o algo así) cantamos nosotros (mi hermano y yo) "The trooper" de Iron Maiden para dejar a los parroquianos con la boca abierta jajajaja. Por supuesto que la calidad de los cantantes era perfectamente cuestionable. El sitio típicamente americano, quizás una de las mejores cenas del viaje, con un buen vinito y todo.


Nos recogeríamos a dormir dejando a nuestros guías seguir con su fiesta particular. Al día siguiente descubriríamos nuestro error... pero eso ya es otra historia.

Continuará....
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