domingo, 3 de noviembre de 2013

Wild West - Una aventura inolvidable (día 10)

Dia 10: El Portal (Yosemite) - San Francisco (200 millas)

Amanecía un nuevo día en plena naturaleza y nuestra primera tarea después de desayunar sería acercarnos de nuevo al parque nacional Yosemite a disfrutar por última vez de sus magníficas vistas a plena luz del día que se presentaba caluroso y soleado.
Diríamos adiós primero a nuestro hotelito de ensueño con su terraza al lado del riachuelo.

Sin aún haber subido el sol ya estábamos de nuevo en la carretera. Las rocas en los alrededores de Yosemite nos daban la bienvenida.

Estamos en una antigua zona glacial, y si bien ya no hay glaciares, la época del deshielo es realmente peligrosa. Fijáos en las rocas que se ven en el amable riachuelo. El agua las ha ido arrancando río arriba y arrastrado hasta allí con las crecidas. Al ver esto entendía mucho mejor las advertencias en el hotel sobre las crecidas y los posibles desalojos del hotel por las autoridades.
De nuevo estábamos en Yosemite. Y realmente es impresionante. Una pena que la época del año no acompañaba y de las famosas cascadas de agua apenas bajaba un poco de agua o bien estaban completamente secas. Con agua o son ella, ponerse debajo de estas inmensas moles de roca... nos recuerda de nuevo lo pequeños que somos.


Nuestro querido Capitán Américas nos llevó a uno de los lugares más bonitos del parque. Las fotos hablan por sí solas.


No sin pena, y sin haber visto un oso (solo vimos cérvidos), nos despedíamos del parque deshaciendo el camino andado para entrar.

Los americanos son muy agradecidos y hay una gran cantidad de carteles, pancartas y mensajes para recordar a los bomberos el trabajo en defensa de sus casas. Aprovechasmos la paradita para descansar y estirar las espaldas.

Nuestros pasos nos llevarían ahora a través de los fértiles campos de California en dirección hacia la liberal San Francisco.

Ya que no habíamos podido ver osos, al menos comeríamos en un restaurante llamado Black Bear, donde daríamos buena cuenta de unas hamburguesas al más puro estilo americano, muy muy grandes.
Con las fuerzas repuestas nos disponíamos a luchar contra el tráfico creciente para llegar hasta la liberal San Francisco. Gran atasco a la entrada de la ciudad por uno de sus puentes (no, no por el famoso Golden Gate).
Entrada triunfante en la ciudad no sin antes hacer una parada para disfrutar las vistas del skyline de la ciudad.


Llegamos a nuestro hotel perfectamente situado y con vistas inmejorables. Se podía llegar andando a la zona del puerto conocida como Fisherman´s Wharf. A pesar del cansancio acumulado nos preparamos a salir por la noche a ¿disfrutar? de las empinadas calles de San Francisco. Nos dejamos caer también por la calle más conocida (que no la mas empinada) de Lombard Street para terminar en el puerto dándonos un merecido homenaje a base de cangrejo, comida típica de la ciudad.




Un nuevo gran día que daba a su fin en nuestra aventura. El día siguiente disfrutaríamos a tope de San Francisco, pero eso queda para otra entrada.

Continuará...

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