martes, 29 de octubre de 2013

De "Winterreifen" y test de productos


Pues eso, hoy vengo a comentaros sobre las ruedas de invierno que, como muchos de los que vivís en Alemania ya sabéis, son obligatorias por estos lares.
Este es el primer año que tenemos el coche en Alemania, anteriormente solo tenía la moto (y a esta con dejarla en el garaje cuando nieva es suficiente). Y claro, después de matricular el coche (ver aquí) y de ponerle la pegatina ecológica (ver aquí) ahora que llega la temporada invernal nos toca lidiar con las ruedas de invierno o “Winterreifen”.

Primero os diré que lo de obligatorias es un término relativo porque me ha costado enterarme realmente cual es la normativa al respecto. Preguntando a nuestros amigos alemanes al final dimos con ello. Y es que no hay unas fechas entre las que haya que llevarlas puestas en el coche, sino que la ley dice algo así como que tienes que llevar las ruedas adecuadas a las circunstancias ambientales. Es una cuestión un tanto sui-generis, porque claro se puede dar que te nieve antes de que las pongas o justo después de haberlas quitado. O sea que si te levantas un día que ibas a coger el coche, está nevando o hace mucho frio y no tienes las ruedas, a lo mejor tienes que abstenerte de sacar el coche, cuestión bastante sencilla que no me genera problemas. Pero me imagino la situación de salir de viaje con buen tiempo y volver con uno chungo-chungo y que la nieve o similar te pille en mitad de la carretera, ¿Qué haces? ¿te paras y sacas del maletero las patitas de invierno y se las pones en un momento al coche?

Bueno, la cuestión es que para evitar problemas de este tipo y por un motivo de seguridad, hemos ido a ponerle patitas de nieve a nuestro carro. Lo hemos llevado a una cadena que se llama Atu, por si alguno está interesado, y nos ha tocado dejarles el coche todo el día. Por un cargo adicional de 40€ te guardan las ruedas de verano hasta el año que viene, aunque tienes que avisarles con antelación cuando vayas de nuevo a cambiarlas.

Yo no tenía mucha idea de que marca de ruedas poner, así que le comentamos a la chiquita que nos atendió que queríamos viajar en invierno y queríamos unas de buena calidad y ella ni corta ni perezosa me saca una tabla con colores y marcas de neumáticos con el test de las ruedas de ese año. Confieso que me quedé muy sorprendido porque esto jamás me había pasado en España a pesar de llevar varios coches y más de 600000km recorridos con los consiguientes cambios de ruedas. Claro está que en España las ruedas de invierno no son “obligatorias” aunque sí pueden sustituir a las cadenas.

La cuestión es que los alemanes, al parecer, se interesan mucho por este tipo de cosas, los test me refiero, y siempre les gusta tener toda la información disponible. El caso es que saliendo con los compañeros moteros del trabajo ya habíamos hablado de tema neumáticos pero no le di mayor importancia porque entre moteros sí se suele hablar bastante más de ello, pero me sorprendió mucho que me enseñasen directamente los resultados de los test en la tienda. Al final pusimos unas Nokian, marca finlandesa que solo fabrica ruedas de invierno y que estaba muy bien posicionada en el test.

Ale, no os entretengo más, solamente recordaros a aquéllos que conducís por estas tierras que estáis obligados a llevar este tipo de ruedas en “condiciones adversas” y que sino las lleváis os pueden multar, y más importante quizás, si tenéis un accidente o similar, vuestro seguro no se hará cargo de los daños propios o a terceros.

Y vosotros, ¿Tenéis ya vuestras ruedas preparadas para la temporada invernal?
 

jueves, 24 de octubre de 2013

Wild West - Una aventura inolvidable (día 7)

Dia 7: Las Vegas - Las Vegas (0 millas... bueno, en verdad no)

Dia de descanso.

Bueno, eso era lo que decia nuestro planning. Pero teníamos las llaves de una Harley-Davidson, con los depósitos llenos de gasolina y kilometraje ilimitado, ¿qué íbamos a hacer? había que rodar, rodar, rodar...
La verdad es que yo no quería desaprovechar la oportunidad de visitar la presa Hoover, y nuestros amigos israelíes también querían ir. Menos mal! porque sin su GPS no sé donde habríamos llegado.
El camino es desértico y no muy interesante, con un tráfico muy importante debido a la cercanía a Vegas. No vimos ninguna cabra montesa a pesar del cartel de peligro.


Ya llegando a la presa se puede ver el inmenso puente sobre el Colorado que se construyó alrededor de 2010 para desviar el tráfico creciente lejos de la presa (y preservarla así de posibles ataques terroristas). A su lado parcemos hormiguitas. Para los amantes como yo del programa de televisión “Mega-construcciones” es como estar en varios de sus mega reportajes a la vez. Increible!!




Y por fin podíamos aparcar y disfrutar de las inmejorables vistas de la presa Hoover. Un trozo de historia a nuestros pies.
A pesar de estar un tanto vacía en esta 'época del año, no deja de ser algo impresionante, sobre todo cuando uno piensa en la inmensa obra de ingeniería y el tiempo en el que se hizo. Su construcción comenzó allá por el 1931 y se terminó en 1936, nada menos que dos años antes de lo previsto, algo impensable en nuestros días.
La visita al interior es una cuestión imprescindible y allí te cuentan un poco más sobre los medios de los que disponían y los ingeniosos nuevos métodos que tuvieron que inventar (como la refrigeración para acelerar el curado del hormigón, o como tuvieron que desviar el rio para poder verterlo), para llevar a cabo la mayor obra de ingeniería del momento. También te explican su funcionamiento y puedes echarle un vistazo a la “sala de máquinas” con sus inmensos generadores hidroeléctricos.




Todo el lugar esta lleno de placas conmemorativas y motivos muy americanos. Ellos se sienten verdaderamente orgullosos de una obra de este estilo y de lo que supuso para toda la zona en cuestion de aprovechamiento de los recursos. La presa se encuentra entre los estados de Nevada y Arizona, pero otros muchos estados tuvieron que discutir largamente para alcanzar un acuerdo para el reparto sobre las aguas del Colorado.







Ya de vuelta en las Vegas nos esperaba una tarde de lo más entretenida con una “celebración” al más puro estilo Vegas, con Elvis, por supuesto. Yo creo que en las Vegas llueve como dos veces al año, pues ese día era una.





Por la noche paseo por este parque de atracciones para todas las edades con sus inmensos hoteles en los que sabes cuando entras pero no cuando vas a ser capaz de encontrar la salida. Cenita estupenda con amigos en el Hard Rock Café y a descansar que al día siguiente empezaba la segunda parte de nuestra gran aventura americana.
Bueno sí, alguno se nos dio un poco al juego, pero no fue nada grave.



Continuará...

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miércoles, 23 de octubre de 2013

Wild West - Una aventura inolvidable (día 6)

Dia 6: Bryce Canyon - Las Vegas (250 millas, por desgracia algunas menos)

Nos despertamos el sexto día de nuestra aventura con una muy mala noticia. Os imagináis... llovía a mares. Como casi no habíamos tenido agua el día anterior. Y lo peor era que nos iba a impedir visitar el Bryce Canyon. Pero bueno, contra esto no se puede hacer nada. Nos dirigimos a la tienda del hotel (imaginar un supermercado con absolutamente de todo) y compramos cinta americana para sellar algún calzado no del todo impermeable y el amable tendero nos invitó a pasar detrás del mostrador a enseñarnos en el odenador la imagen del satélite y contarnos que la tormenta estaba sobre nosotros, que no era para nada normal para la época del año, pero que iba a estar ahí casi todo el día. Incluso en Las Vegas parecía que daba lluvias por la mañana.
Así que no quedó otra que prepararnos para mojarnos, con las botas forradas con cinta americana.

No quedaba otra que subirse a las motos y empezar el día. Con un poco de suerte dejaríamos pronto la lluvia atrás. Realmente fue un poco más tarde que pronto pero cuando llegamos al otro punto importante del día apenas si caían unas gotas extraviadas. Habíamos llegado al Zion National Park. Lo que más que gustó de este parque es que la carretera es roja, para no desentonar con el entorno.
En este parque te pasas la mayor parte del tiempo mirando hacia el cielo, contemplando las montañas que nos rodean. Cruzaríamos tres túneles, el primero es un tunel excavado directamente en la roca sin ningún tipo de complemento (hormigón o similar).




A la salida del segundo túnel llegas a una parte del parque si cabe más increible todavía, con vistas a las montañas más altas del parque y curvas de 180 grados para salvar el desnivel.



El agujero que sale en la última foto es un hueco del túnel por el que acabábamos de pasar. Haríamos una parada para fotos en una de las imágenes más fotografiadas del parque (si le pones una Harley delante queda más bonita). Aquí podíamos ver también a uno de nuestros expertos fotógrafos en plena acción.

Dejaríamos atrás el parque Zion con grandes y amenazantes nubes de nuevo en el cielo.

El camino sería un poco más aburrido hasta la parada para comer. Salíamos de las zonas protegidas del parque a las zonas habitadas, aunque siempre hay algo nuevo y sorprendente que ver en yanquilandia.
La comida también fue muy divertida, aunque por poco nos chamuscan las cejas.
Las casi cien millas que nos quedaban para llegar a Las Vegas serían por autopista y nos imaginabamos muy aburridas, sin embargo la primera parte en que se baja de las montañas a la planicie desértica plana donde se encuentra "Sin City" son un espectáculo.

El resto una recta interminable, plana y muy aburrida en la que pusimos la directa y en la que cada vez había más coches y más carriles hasta entrar por fin en Vegas.
Aprovecharíamos la noche para dar un paseo por el centro de las Vegas y disfrutar del espectáculo del Bellagio con sus fuentes, dar una vuelta por París y una cena muy especial en el Harley-Davidson Café de las Vegas. Nos despedíamos de una buena parte del grupo puesto que nuestros amigos brasileños terminaban su ruta allí, aunque se nos uniría otro grupo en dos días, también de brasileños. Pero eso... ya es parte de otra entrada.

Continuará...

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Escapadas desde Colonia - Amsterdam


Bueno, para los que seguís un poco el blog, os habréis dado cuenta que soy un viajero empedernido y que cada vez que puedo me invento una excusa para salir de casa un fin de semana. Y eso con lo que a mí me gusta el “sillón ball” (deporte que practico siempre que puedo).

Pero he de decir que esta vez la excusa  era muy buena. Os cuento. Unos amigos venían el fin de semana hasta Ámsterdam (también con la excusa de correr el maratón del domingo, aunque todos sabemos a qué iban jajaja). Y como Ámsterdam queda a un pasito de Colonia (como quién dice, son 260km) nos liamos la manta a la cabeza y nos dispusimos a salir de nuevo el fin de semana. Dormiríamos en Utrecht, ciudad que está muy cerquita de Ámsterdam y que resultaba mucho más económica y donde no tendríamos problemas para aparcar el coche. Además el viernes tarde-noche lo disfrutaríamos a tope con una cena estupenda junto a una buena amiga en Utrecht. Ya sabéis que soy carnívoro por naturaleza así que cogimos fuerzas para el sábado en un argentino.

El sábado saldríamos temprano a coger el tren a Ámsterdam. Son 14€ desde Utrecht a Ámsterdam día y vuelta con validez para todo el día. Un poco caro para los apenas 25 minutos pero te deja en la estación central de Ámsterdam, perfectamente localizado para patearnos la ciudad.

En primer lugar el propio edificio de la estación es digno de ser contemplado, junto a su enorme aparcamiento para bicicletas. Intentaríamos pasar por la oficina de información donde al margen de estar a tope de gente por ser fin de semana y lo del maratón, nos clavaron 2,5€ por un plano de la ciudad. El plano está bien pero me parece muy caro. Si podéis llevarlo preparado.
Nuestra primera visita sería el museo del sexo, que tengo que reconocer que me gustó y me sorprendió por igual. Es increíble algunas de las cosas que se pueden ver allí. Muy entretenido. Olvidaros los complejos y la vergüenza en la puerta. Cuesta 4€ pero para mi gusto están muy bien invertidos.



De ahí saldríamos hacia la famosa plaza Dam, corazón de Ámsterdam, donde se encuentran el Monumento Nacional, el Palacio Real y la iglesia Nieuwe Kerk. Una gran feria ocupaba la plaza.

Nuestra siguiente parada nos llevaría por el archiconocido barrio rojo donde no nos atrevimos a sacar fotos a los escaparates para no ser asaltados por ningún forzudo portero. Y de ahí que mejor que ir a ver la iglesia/basílica vieja Oude Kerk en pleno barrio rojo. Para visitarla también hay que pagar, no recuerdo cuánto, y decidimos pasar a los siguiente. No teníamos mucho tiempo tampoco.
Nuestra siguiente parada tras un paseo por los canales pequeños de la ciudad sería el famoso mercado de las flores. Mucho bulbo en esta época y pocas flores, quizás en primavera estará más bonito, pero de cualquier modo muy interesante.
Decidimos hacer un descanso después y tomar un refrigerio antes de seguir nuestra caminata. Como me hizo gracia me tomé una Grolsch que me recordó a la Kolsch de Colonia pero que me gustó más.

Después de comer y con fuerzas renovadas emprendimos camino hacia la famosa casa de Ana Frank, pasando por la iglesia Besterkerk, y paseando por la zona de canales más grandes y más conocida, con sus casas flotantes. La cola en el museo de Ana Frank daba la vuelta al edificio y además era casi la hora de cierre por lo que no pudimos visitarlo. Se queda para la siguiente escapada.


Como impresión general diré que es una ciudad muy muy ajetreada, con gente por todas partes, y bicicletas, muchas bicicletas, excesivas bicicletas. No tengo nada en contra de ir en bicicleta pero me ponen un poco nervioso cuando uno va paseando tranquilo por estas calles minúsculas. 
Están por otra parte los Coffee Shops si te llaman la cultura de la marihuana y el hachís, aunque se ven menos, al menos eso me ha parecido a mi desde la primera vez que estuve allí. En definitiva, no es de mis ciudades preferidas, pero bien merece una visita. Si tenéis más tiempo que nosotros siempre podéis ir de museos como el de Van Gogh o el Rijksmuseum.
De cualquier manera un día muy bien invertido a pesar de que nos llovió. Pero pudimos tomarnos unas cervezas y una buena cena con una estupenda compañía y eso no entiende de lugares.
Os dejo algunas fotos más de algunos rincones bonitos de Amsterdam.




 Hasta pronto.